1.- Vive tu vida. Que nadie la viva por ti

1.- Vive tu vida. Que nadie la viva por ti

Una de las cosas que más determinan el éxito y la felicidad de las personas es saber que están viviendo la vida que ellos han decidido vivir. Porque si esto fuera así… ¿qué razón tendríamos para no ser felices?

El problema es que la mayoría de las personas se dejan arrastrar por otros y toman caminos que no han sido elegidos por ellos mismos, sino que vienen decididos de antemano, bien por influencia familiar, cultural, social… Son prototipos sociales a los que la gente se adhiere y se deja llevar…y pasado un tiempo, esa gente se pregunta ¿Cómo he llegado hasta aquí? ¿me siento bien con mi cuerpo?, ¿Llevo el estilo de vida que me gustaría llevar?, ¿tengo el trabajo que quiero?, ¿estoy rodeado de la gente que en verdad quiero y he elegido?…

Pongamos un ejemplo muy típico del estudiante con 18 años que llega a la universidad. Normalmente, y por la experiencia propia de haberlo visto y vivido en mis propias carnes, la gente deja de lado el deporte cuando empieza una carrera universitaria. Pero es que la mayoría deja incluso de hacer cualquier tipo de actividad física bajo la excusa de “no tengo tiempo”. Pero luego, “por socializar”, sí tienen tiempo para ir a fiestas, botellones… básicamente porque es donde van y lo que hace la mayoría. Pero sin preguntarse realmente si eso es lo que ellos quieren y les acerca hacia su felicidad.

No critico aquí que sea malo ir a fiestas o botellones de vez en cuando, simplemente que como es lo que hace una gran mayoría, muchos otros se dejan arrastrar y participan de ello sin ser realmente algo que vaya acorde con sus valores y su personalidad. Por tanto, van, en cierta medida, perdiendo su identidad.

A partir de esa edad, muchos se van metiendo en una vorágine de competitividad por acabar la carrera, hacer 1 o 2 máster, conseguir trabajo, intentar escalarlo, formar una familia, tener hijos…, en fin, que vuelves a los prototipos sociales.

¿Y qué ocurre entonces?

Pues que te das cuenta que tu salud se está resintiendo, que no te sientes a gusto con tu cuerpo… Y todo esto lleva a unos desequilibrios (físicos y psicológicos) y una ruptura de la homeostasis necesaria para preservar la salud del mismo.

Este ejemplo de no encontrarte a gusto con tu cuerpo, es equiparable a muchas otras situaciones o circunstancias en la vida de las personas. Como el hecho de casarse con la persona inadecuada y no corregir el error por miedo a las críticas (lo que lleva a una vida infeliz y desdichada). O, por ejemplo, no perseguir tus sueños porque puedan parecer disparatados para amigos o familiares. O seguir en un trabajo que no te gusta, solo por el beneficio económico que te aporta (y sin dedicar tiempo a construir algo paralelo que te permita abandonarlo en el menor tiempo posible).

Como dice la magnífica frase de Carl Gustav Jung: “Una vida no vivida es una enfermedad de la que se puede morir”

Es un hecho, totalmente constatado, que tu salud se beneficia increíblemente de la felicidad (y viceversa). Por tanto, si la infelicidad está presente en tu vida, es porque has cometido algún error en la elección de tu camino. Y por ello la salud se resiente, ya que te encuentras en un conflicto interno: “Estoy en una situación que “yo” no he elegido” (al menos no lo he hecho con total libertad.

Pero la suerte, ante esa afirmación tan dolorosa, es que todos estamos a un solo paso de redirigir nuestras vidas hacia donde queremos llegar. Y este paso, tiene su punto de inicio en este preciso instante, es el momento presente, es el AHORA. Desde este momento, puedes ejecutar las decisiones y acciones que te lleven a dónde quieres llegar.

Si el pasado ya no existe…

Y el futuro nunca llega, porque cuando llega deja de serlo…, sólo nos queda vivir intensamente lo que de verdad existe…EL PRESENTE.

En este punto debemos, ACEPTAR el momento presente (disfrutando del camino), ELIMINAR las creencias limitantes (bloqueos y anclajes del pasado, y que realmente no nos pertenecen, sino que es algo que nos han transmitido y nosotros hemos aprendido y aceptado como verdad, de una forma consciente o inconsciente. Es nuestro lastre, nuestro equipaje emocional negativo). Y DISEÑAR la vida que deseas alcanzar (tomando acción), de acuerdo a tus verdaderos valores.

Pero, ante tal grado de inercia y “dejarnos llevar” por el resto, ahora cabría preguntarnos… ¿Sé realmente lo que quiero?

Y es que la razón no 1 por la que la mayoría de la gente no obtiene lo que quiere, es porque no sabe lo que quiere.

Poca gente se para a pensar, con relativa frecuencia, si está viviendo la vida que quieren vivir. Si se despiertan por la mañana con energía e ilusión, porque tienen unos motivos claros por lo que hacerlo y que dan sentido a sus vidas. Aquí es donde radica la verdadera felicidad y, por ende, la verdadera salud (física, mental y espiritual).

En este sentido, deberíamos hacer una reflexión personal periódica acerca de nuestras vidas. Averiguar qué es lo que está bien y lo que está mal. Y tratar de hacer mejoras.

Para ello, lo que más ayuda es tener el hábito de hacerse preguntas: ¿Qué es lo que quiero? ¿Cómo puedo salir de esta situación?, ¿Qué estoy dispuesto a hacer para lograr lo que quiero? ¿Qué estoy dispuesto a no hacer? ¿Cómo puedo disfrutar del proceso, mientras hago lo necesario para provocar el cambio? ¿En qué persona me quiero convertir? ¿Qué valores quiero tener?

Estas y otras preguntas son las que deberíamos hacernos. Pero recuerda que tus creencias limitantes (acerca de cualquier cosa) pueden afectar a las preguntas. Mucha gente nunca se preguntaría ¿Cómo puedo darle la vuelta a esta situación? Sencillamente porque todos en su entorno le habrían dicho que sería imposible. Y verían inútil gastar tiempo y energía en ello.

Es por esto que la calidad de las preguntas que te hagas, creará la calidad de vida que tengas, porque al buscar las respuestas, pondrás en marcha los mecanismos de decisión y acción. Por eso es tan importante hacerse las preguntas adecuadas, que busquen sacar lo mejor de ti mismo, que te capaciten, aporten recursos y soluciones. Y en última instancia, nos hagan tomar acción e ir, libremente, en busca de la vida que queremos.